Por enésima se te ha vuelto a humillar. Cómo cada año, por todos los medios habidos y por

haber. Esos malditos clavos han de apestar horrible. Después de tantas y tantas veces de

traspasar tus delicadas manos.

 

El populacho, enardecido, gritando vulgaridad y media y enteras también.

Bebiendo, fornicando, agrediendo  y defecando en las calles.

Vomitando la bilis del aburrimiento y la saciedad que no alcanzan.

La Medusa del vicio multiple, reflejado en cada rostro ambulante y rojizo.

 

Los Siete Jinetes del Apocalipsis deteroriando sus organos.

Dia tras dia, tras dia. Hasta ese dia. En que estupefactos, se dan cuenta de la

realidad y regresan a la aburrida rutina de su supervivencia.

Dejando una estela de soledad y basura en las playas de sus almas.

 

Jesus, ya hay que enterrarte. Y tu sitio,  rodearlo de lindos árboles y rosas.

Y colocar un disco de oro puro, que refleje todo tu amor a tú alrededor,

hasta las estrellas. Pero ya. Estoy harto y cansado de saber que cada noche

estás solo sin  alguien proximo a ti, para conversar. Pero en el dia, que buenos son

para pedirte esto y lo otro…

 

Es que somos infinitamente nimios. Pero nos creemos inmensos.

Es por  eso que no avanzamos. Creyendonos más que el otro.

No te aburro más.

 

Ernesto Onofre

 

 

 

 

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