Allí puedes deshaogar todo lo que traes en tu pecho.
El silencio es ensordecedor. Las noches son frescas.
La brisa les da a esos árboles una ondulación particular.
Cómo de almas en movimiento. Jugueteando.
Puedes llorar sin ninguna inhibición. Libre. De gusto…de alegría.
Recordar tus seres queridos con amor. Y uno que otro que odiaste.
Se limpia tu alma. Te fumas un cigarrillo. Le das un jalón a la “pachita” .
El cementerio se endereza. Aun con todas sus lápidas desiguales.
Pasan unos perros famélicos por tu lado. Queriendo llamar tu atención.
Cómo cuando fuiste niño y te ignoraban. Igual.
Pero ahora comprendes. Y los acaricias y les das unos trozos
del pan que traes contigo. Ellos no beben.
El cementerio tiene una atracción irresistible.
La de un abismo. Sobrecogedoramente atractiva.
Pero nunca pensarías que la tomarías por esposa.
Y a pesar de eso, un dia habrá de ser tu eterna amante.
El cementerio es un lugar muy lindo.
Me encanta. No tienes que oír a un solo imbécil.
Unicamente a ti mismo y el silencio que te rodea.
En ese momento, tú eres la persona más importante del planeta.
Ernesto Onofre