Por nadie mas.

Tal vez por el silencio.

La risa de mi hija.

Un bello amanecer.

 

Un bello atardecer.

A la orilla de la playa.

A la orilla de tus caderas.

En la playa de tus labios.

 

Bach en la radio…

tu risa superandolo.

Beethoven platicando una sinfonía.

Mientras descifro el misterio de tus piernas.

 

Despacio. Suavemente. Dulcemente.

Y mi respiración se agita.

Y un volcán en mi pecho exhala tu nombre: tú.

Y exploto en mil colores.

 

Y mi galaxia eres tú. Y las estrellas tus incestuosas hermanas.

 

 

Ernesto Onofre

 

 

 

 

 

 

 

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