Me arrebatan
envenenan y resucitan.
Son dagas directas
a mi aorta y corazón.
Tus besos, maldigo y bendigo.
Me satanizan y santifican.
Tus besos son un rosario interminable.
Un Novenario de 365 dias.
Tus besos son cicuta y yerbabuena.
Tónico vitamínico hasta para la médula.
Tus besos matan la polillla de mis huesos.
Y rescatan de mi anemia.
Tus besos son la medicina para mi enfermedad.
La orquidea que cuido.
El dulce aroma que anhelo.
Y el ungüento dulce para mi alma.
Gracias por tus besos.
Ernesto Onofre