Seguirte a todos lados.

Hasta en tus sueños.

Recostar mi cabeza en tu pecho.

Y llevarte cabalgando sobre mi lomo hasta el otro lado del arco iris.

 

Atravezar el pecho del que te insultara.

Y llevarte hasta tu casa a salvo.

Hacerte compañía mientras te retiras a dormir.

Y entonces llevarte hasta las estrellas.

 

Ser tu protector en todo momento.

Tu hermano, tu padre, tu esposo.

Ser la magia en la punta de tus dedos.

El rayo de luz en la obscuridad.

 

Ernesto Onofre

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