Te llegas suavemente, cómo la briza de la madrugada.
Me acaricias cómo la espuma acaricia la playa.
Me tocas y me emociono.
Y hay un sabor de arrayan fresco en tus labios.
Quiero decirte que te quiero.
Ahora.
Tomo tus manos y caminamos por la Avenida del Deseo.
Y nos encontramos con los Siete Pecados Capitales.
Y agregamos uno más: el de amarnos a muerte
Ernesto Onofre