Un pantano de sangre por donde corría agua pura.
Donde los niños jugaban y se recreaban, acompañados de sus padres.
El cielo dejaba caer su dulce lluvia, las estrellas brillaban intensamente.
El aire era cristalino. La risa de los mexicanos hacía felíces a los dioses.
El viento silbaba canciones hermosas.
La tunas eran dulces como la miel.
La nubes, pinturas indescriptibles. Trazadas por la mano de Tláloc.
México, omblígo del planeta.
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México 2 de octubre de 1968
Un vómito de plomo y odio execrable calló las voces de tus hijos ese dia.
Las nubes de la ignominia y mentira fueron sus mantos funebres.
El sucio disimulo se publicó en los diarios al dia siguiente.
Y después de una bacanal de orgiastica violencia, un presidente sonreía.
Contento, gozando su sexualidad con un puro ancho y largo.
Y las palmadas de sus aduladores.
Y el país se ve en un caos. Y todo se vuelve gris.
Y los pajaros cesan de trinar. Y el luto hace a todos llorar.
Y hasta la fecha…esperamos por Doña Justicia.
Ernesto Onofre