La luz solar se asemeja a la de una lampara de mesa.
Le reduces la intensidad y tu habitación toma más intimidad.
Te relaja casi inmediatamente. Entrecierras tus ojos y respiras hondo.
Y si estás al pie de un árbolito, hasta sientes que te abraza el atardecer.
Todo contribuye. La temperatura, la briza y el viento silbando.
Tus pulmones se expanden, tu mente se relaja, y tu cerebro lo acaricia una palma mágica.
El sol está por ocultarse. Y las estrellas por mostrarse.
El fenómeno es de tal magnitud, que ni nos damos cuenta. Desafortunadamente.
Pero, independientemente de ello, afortunadamnete lo vivimos.
Quiero desearte un lindo otoño, no olvides tu abrigo por las noches.
Y cubre también tu cabeza. Perdona, tú ya sabes esas cosas.
Que disfrutes cada dia cómo hiciste en la primavera.
Ernesto Onofre