Es bella como una estrella.
Rodeada de lunas.
Una a cada lado.
Y el sol es la medalla de su corazón.
Amable en su departir.
Generosa con su tiempo.
Y su sonrisa te hace sonreír.
Mientras su abrazo te envuelve cálida y sinceramente.
Que el tinto la conserve.
El blanco y el rosado también.
Y uno que otro tequila le recuerde
el cálido corazón de su México.
Ernesto Onofre