Un terremoto.
Ataque cardiaco.
Una súbita agresión, donde podrías perder la vida.
Un idiota pasandote sobre las costillas.
Un dia ido en vano.
Un escrúpulo carcomiendo tu subconsciente. Cómo un tzunami.
Un ahogo sutíl. Como veneno.
Un retirarte a dormir con un elefante en tu pecho.
Y tu sonrisa se disbuja en tu sueño.
Tu alegría se ensucia a medianoche. Con un sueño sobresaltado. Acometiendote.
Cómo un toro buscando tu corazón. Y es una pesadilla.
Cuando tu quieres dormír un dulce sueño reparador.
Pero tu orgullo del dia te consume. Un fuego sin calor. Ni luz.
Y estás solo. En tu propio caldo.
Y de ahí no te mueves.
Nadie te mueve.
Hasta que te das cuenta de tu terquedad.
Y llamas. Y dices: Necesitamos hablar. Con el corazón.
Y tu espiritu se fortalece.
Y duermes en paz.
Ernesto Onofre