Que el tiempo nos está pasando
cómo el viento.
Llévame al ojo de tu huracán
empapame de tu lluvia.
Cierne en mi tu obscuridad
y desatate toda.
Me asiré de tus playas y palmeras con mis uñas
deseando ahogarme en el oceano que me extiendes.
Mientras tus playas me cubren con su arena
y tu aliento me sofoca dulcemente.
Y luego, he de sumergirme en los mares que revuelves
asído de tus arrayanes y rosas espinandome.
bebiendo tu tormenta cómo un enajenado sediento
los cuarenta dias de tu diluvio.
Deseando no encontrar tierra firme
para jamás extraerme de ti.
Mientras las enérgicas contracciones de tu respiración
me sacuden cuál frágil velero.
Y mi asta cruza las estrellas cómo un cometa
y por un microsegundo soy dios y creador.
Hermano del Espiritu santo, Santa Maria y todo el mundo.
Y el relámpago de la mágica concepción enciende tu cueva.
Y explota en una medusa de mil cabezas.
Con sólo una penetrandote.
Haciendote portadora de una nueva vida
y una inigüalable sonrisa.
Ernesto Onofre