Y me aproximé a ti
y tus ojos fueron los de una cobra.
Y tu lengua se extendió
y me tomaste mortalmente.
El brillo de tu mirada
fue más intensa que la del sol.
Mas negra que la noche
y mas extensa que mil galaxias.
Y cuando toqué tus labios
toqué a Dios.
Tódo a mi alrededor desapareció.
Y sólo tú permaneciste.
Y tu saliva embarazó
directamente mi corazón.
Y fui una tercera persona
por ti.
Ernesto Onofre