Quiero ver los restos de mi madre Mexíca
ordenar sus huesitos en un lienzo de terciopelo.
Besar sus blancas manitas y mejillas
frotar suavemente sus extremidades cansadas, acariciandolas.
Quiero ver su corazoncíto que ha de ser del tamaño de un jarrito
el mismo que vibró de emoción al nutrir a mi hermano Cuauhtemoc.
El mismo que vibró de emoción al dar a luz a mis hermanos Mexícas
el mismo que hacía a Tláloc llorar diluvios de alegría.
Quiero ver su vestido de tunas, lagos, luna y estrellas
velarla durante la noche y escuchar sus ayes de amor al dar a luz a las montañas.
Sentir su respiración quemar mi pecho
y su cercanía quemarme hasta el hueso.
Quiero tocar y besar lo que fue el carmín de sus labios
y tomarla en mi y besarla y besarla incestuosamente.
Con mi alma, todo mi ser y con lo que no conozco aun de mi.
Quiero que su saliva me queme como lava del Popo.
Qiuero que esa mole de piedra llamada catedral se desmorone
y convertirla en polvo o baldosas para llegarme a ella.
Quiero que la sangre de mis hermanos muertos sientan la luz de su sol
quiero que la lluvia y el viento acaricien de nuevo su corazón.
Ernesto Onofre