Y me subo a la barquita de mi pluma
a navegar por todo lo ancho del abecedario.
Las velas al mástil se vuelven nuevemesinas en segundos. Preñadas por la imaginación.
Y recojo esta palabra por aquí y esta por allá.
Las subo a la barquita.
Me regreso a la playa. Y veo mi tesoro, desparramado sobre la arena de mi pensamiento.
Y aquí veo la palabra: amor. Linda. Corrupción: fea. Pobreza: fea. Mentira: fea.
Y luego veo una oración: ” te amo con todo mi corazón “. Hermosa.
Y hay adjetivos por aquí, artículos por allá, pleonasmos por allá, parece que me traje toda la gramática. El viento de la playa y el sol de las palabras azotan mi cuerpo.
Siento una sensación asfixiante…mi pulso se acelera ante la vista de tanto…
y la tarea de ordenarlo todo me lleva a escribirlo aprisa en la arena.
Escribo: te amo con todo mi corazón. Porque pienso que quien arrojó esa oración al mar de letras, está enamorado. Y me gustaría saber el domicilio del destinatario para entregarselo. Pero vale, no se puede hacer todo.
Me voy a casa jadeante pero muy contento.
Ya llegando, sacaré mi tesoro para limpiarlo y acomodarlo.
Ernesto Onofre