Hermana, te estaba esperando. Que bueno que viniste.

Como has estado? Yo bien, gracias.

Y ahora mucho mejor en tu compañía.

Sentemonos al pie del árbolito. Está fresco.

 

Que lindo verte.

Permiteme estrecharte suavemente contra mi pecho.

Besar tus dulces labios.

Rodear tu cintura y arder en la pira de tu respiración.

 

Somos el crimen perfecto. Incesto cósmico.

Ninguno sabe de lo nuestro. Sólo las estrellas.

Y así está bien.

Ninguno tiene que enterarse de algo tan intimo como lo nuestro.

 

Gracias a ti jamás he estado solo.

El calor de tu presencia es sobrecogedora.

Más que  el de toda una multitud.

Poderosa y penetrante como los rayos del sol.

 

Ahora, no hablemos mas y besemonos.

Y que este momento se me grabe en el alma.

Y tu calor perdure aun después de tu despedida.

Sabes que siempre eres bienvenida.

 

Mi tierna dulce amante.

Tuyo.

 

Ernesto

 

 

 

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