Hazme tu Ave Fénix.

Consúmeme en la pira de tus brazos y el anafre de tu pecho.

Deslizando tus manos por mi plumaje.

Mientras recorro tu cuello.

 

Muerdo el lóbulo de tus oídos.

Y tu respiración arde en mis pulmones.

Reduceme a ceniza mientras la brisa silba.

Y la obscuridad brilla.

 

Revíveme cada hora con un ulce gemído.

Y repitamos la melodía. Una y otra vez…

Y cuando esté a punto de romper el dia…

Permite que te tome de la cintura.

 

Y mientras el grillo grilla y el búho ulúla..

Te lleve asída de mis alas hasta las estrellas.

Hasta la orilla del deseo.

Y el sueño.

 

Ernesto Onofre

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