Un infinito dentro de un infinito.
Trillones de neuronas encendidas a todo vapor.
Comunicándose entre sí imaginando.
Deduciendo, calculando, cada mini segundo.
Como conquistar a la chica que te gusta.
La mujer del vecino.
Pagar tus deudas. – hoy empeño las cazuelas…
Girar 180 grados en la calle…porque no te fijaste.
Oh, algo falló en tu increíble función de pensamiento.
La velocidad de tu mente. La chispa mágica.
Dios en ti. Tú, Dios.
La multitud de atavismos en tus tobillos.
Sin darte cuenta del infinito del que eres capaz de alcanzar.
Oh…no. Tus prejuicios pesan más que una de tus virtudes.
Y te encajonas. En la cárcel de tu cráneo.
Y no eres capaz de ver más allá de tus narices.
Así es. Así somos la mayoría.
Presos de lo limitado de nuestro entendimiento.
Quien sabe cuál sería el precio de salir del molde.
La crucifixión?
Ernesto Onofre