Tocar: Do, Re, Mi, Fa, Sol, La, Si…
Sobre las cuerdas de mi guitarra, para adquirir una buena
agilidad en mis dedos ( no se cuando ) tal vez antes del Día del
Juicio. Que repetir hasta el hartazgo el Padre Nuestro…
Recuerdo cuando el “ Padre “ , luego de decirle mis “ pecados”…
“ vi a mi vecina Bertha bañarse en el patio…”
– A ver…platícame ( me decía…)…
– Pues si. La veo cuando enjabona su cuerpo…
– Bien bonito. Me parece ver a la Virgen. No la conozco.
Pero me imagino que ha de ser así de hermosa. Dos pechos
firmes y hermosos…unas piernas largas…largas…altas…como
el aguacate…un cuello como de cisne…unos brazos interminables
como la noche de verano. Sus manos son abanicos de seda…
sus pies son celestiales…que me gustaría caminaran sobre
mi pecho…
Mientras el mentado padre no decía ni una palabra…
llegué a oír como que se desmayaba…y yo le decía: padre, padre…
está bien…? Y contestaba: si estoy bien…en un tono de voz cansado…
como que me daba recelo decirle mis cosas. A poco iba a calificar
como pecado ver a mi vecina bañarse! Nunca la agredí…!
Para que me hizo el mentado Dios los ojos…para no ver…?
Y ahí me iba…a rezar diez mentados Padre Nuestros…en castigo…
Y al día siguiente volvía a hacer lo mismo…a deleitar mis ojos.
Pero, de que estaba hablando…? Ah si. Si practico la escala de Do
en la guitarra, mis dedos se sienten flexibles para tocar acordes.
Para cambiar de uno a otro con más facilidad. Y el contraste con rezar
un millón de Padres Nuestros…haría que mis dedos se anquilosaran.
Y no siento que el mentado Dios de los Judios me ayudara
en ese sentido.
Como no me ayuda a pagar el gas…la hipoteca…el mandado…las
llantas que necesito y que mi sobrino me va a conseguir una gratis
al pagar por tres…
Así que, voy a seguir practicando a ver si un día de estos logro
tocar al nivel de Santana…o Harrison…Clapton..Prince…
Gilmour…mi tío Margarito de aquí del rancho. Es un buenazo.
Se las sabe todas. Y veo que lo siguen las nenas como locas.
Así, así más o menos quiero tocar. No me importa que tan feo.
Solo quiero las nenas.
Y rezando todo el tiempo, pues nunca lo voy a lograr.
Dios! Ahí te veo.
Que para eso te pagan las estrellas.
Regreso a mis escalas. Digo, mi escala de Do.
Es la única que me sé
Ay si, ay si, ay si. A ver, ustedes cuantas se saben?
Ah….
Ernesto Onofre