“ Ya sabemos donde está…”. Dijera mi cuñada.
Las cenizas de Roberto en una linda urna. En su sagrado cubículo en
un recinto que insta al respeto y reflexión. Donde el silencio puede ser
sonoro y extenso. Como la misma vida. Un lugar sepulcral que lo llena
de sonido por las noches el grillo, la lechuza y el coyote. Pintando de
colores las paredes obscuras y cada uno de los nichos en el recinto.
Siendo partícipe de ello la luz de la luna filtrada por el cristal.
Ya sabemos donde está. Para cualquier día pasar a visitar y decir una
oración de amor. Ahora las estrellas son tus hermanas y ahora tienes
una eternidad para reflexionar como te gustaba.
Descansa en Paz querido hermano.
Ernesto