Levanté la pequeña tapa de la cajita de terciopelo donde tengo tus
besos y tus pasos. De uno a uno y de dos en dos. Tomé tus besos con mis
labios. Tomé tus pasos y los puse en mi pecho. Los primeros
supieron tan dulces como la vez original y los segundos fueron suaves
como plumas recorriendo la sala de mi mente. Clara y sonoramente.
Acaricié tus besos como si no fuera a sentirlos más. Y los besé y besé.
Tomé tus pasos y los pasé a mis pies para que me caminaras hasta el
corazón. Su presión fue tibia como la sangre que en ese punto se
reunía. Mis arterias y válvulas mitrales dieron de si y mis venas casi
se tocaron. Tus pasos y tus besos tienen el peso mágico del amor.
Susurro de brisa de Flor de Noche. Aroma penetrante cuál aroma
de rosa en cada bronquio y pared torácica. Y que te podría decir del
resto de mi. La penumbra de mi buhardilla era alumbrada por los rayos
de la luna que me visitaban por la ventana. Igual que el canto del grillo,
mi hermano en todas mis cosas personales y privadas. La compañía
fue ideal y especial. Igual a toda y cada vez que levanto la tapa de la
cajita de terciopelo donde guardo tus besos y tus pasos.
Dulce amor mío.
EO