No importa si hace mucho frío o si llueve. Ambas cosas me encantan.
Y menos si te tengo en mis brazos. Bueno, en mi brazo derecho
volteando hacia mi. Mientras que con mi mano izquierda separo tus
cabellos de a uno por uno hasta contarlos todos. Y si me viene la sed,
tengo el manantial de tus besos a unos dedos de separación. Por eso
no me importa si llueve o hace frío. Porque tú eres mi sol y mi estío.
El lago de tus pupilas reflejan la luna y las estrellas aquí tan cerca.
Más no me atrevería a tocar el iris de ellas. Este colchón sobre el piso
no podría ser más mullido y proporcionado. Cabiendo en el a nuestras
anchas en todo Punto Cardinal. El membrillo eriza mi espalda y limpia
mi garganta. Luego de beberte en el jarro que formo con mis manos.
El canto del grillo, la lechuza y el coyote mis hermanos, nos acompañan
con sus melodiosas suaves y dulces notas. La llovizna continúa
rítmicamente al latido de nuestros corazones mientras nos estrechamos
aún más. Jalamos las sábanas con el cobertor de Chinconcuac y nos
enredamos cual mariposas en sus capullos. Y tú y yo tejemos con
nuestros besos la alas de diamante de nuestro vuelo.
Abrázame, amor mío.
EO