Así reza el refrán. El edificio a orillas de la ciudad de las oficinas

a cargo de los votos del ciudadano, fue incendiado. Las cámaras de

seguridad muestran una actividad coordinada de alto nivel. La

comunicación entre los participantes, aproximadamente de doce

individuos, todos vestidos de negro, no se pudo interceptar y no hay

indicios de evidencia dejados por ellos. El alumbrado de la manzana

fue cortado en su totalidad. Se presume usaron lentes para detectar

y ver a través de luces oscuras. El descontento del ciudadano se

considera haber sido el principal detonante de ese incendio.

Las quejas del ciudadano ante las autoridades del susodicho edificio

gubernamental caían en oídos sordos. Es lo que un panfleto dejado en

un clavo de un poste menciona. La ciudadanía está de jubilo y de

fiesta por lo ocurrido. Luego de interminables quejas que iban y venían

sin dárseles una solución, y a votación tras votación probada

fraudulenta una y otra y otra vez, se optó por echar abajo ese edificio.

Circula en las Redes anónimamente, que las próximas oficinas, sean

donde sean, han de cumplir con las peticiones de la Ciudadanía so pena

de volver a pasar lo mismo. Luego de su extinción y próximo a las

ahora extintas oficinas, se llevó uno de los convivios más animado y

extraordinario en años. Se dice que semejante a cuando fusilaron

a Maximiliano. La fiesta se organizó con una de comida para todos.

Con una montaña de cerveza y vino. Y de alcohol del 96.

Que tanto para las ocasiones tristes como felices, nunca falta en la dieta

del Mexicano. Y más aún, cuando la ocasión lo merece. Se especula

que los directivos corruptos tomaron las de Villadiego. Todas sus

cuentas bancarias fueron inmediatamente congeladas por el gobierno

federal, al momento exacto del primer reporte del atentado. Este

último, considerado por consenso mayoritario, como una excelente

lección de civismo para todo burócrata corrupto e incompetente.

La Ciudadanía ha prometido no quitar el renglón de encima, e ir por

todos y cada uno de los corruptos que por mucho tiempo abusaron

y traicionaron la confianza de la Ciudadanía. Se piensa incluso

colocar la Guillotina, el cadalso y el paredón para librarse para

siempre de esa escoria inmunda. Se han activado todas las alarmas y

encauzado todas las carpetas de investigación correspondientes y el

Ciudadano está de plácemes. No se había registrado tal contento no

solo como desde la llevada al paredón de Maximiliano, sino desde

el anuncio oficial de la aprehensión de corruptos ex funcionarios

radicados en otros países. Los brazos de la justicia, anquilosados hasta

hace cuatro años, han recobrado nuevos ímpetus y bríos. La

Ciudadanía está feliz feliz, y yo estoy también feliz feliz.

EO

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