Nos estamos preparando para la gran fiesta de nuestro vecino Negrito.
Como le gustan las piñatas, estamos haciendo una piña, una guitarra y
un rábano gigantesco para la ocasión. Negrito es un hombre muy
amable y bueno, pero no le gusta que hablemos así de él.
No le gusta que los demás se enteren que tiene un corazón tierno y
dulce. Quiere aparentar y lo logra, proyectar la imagen de un hombre
con dejos de astucia y resolución. Pero nosotros que lo conocemos,
sabemos que es sencillo y amable con todos. Además es muy servicial.
Que se descompone uno de los retretes de uno de nosotros, lo arregla.
Qué hubo un corto en el #9 donde vive Doña Rosa, lo arregla.
Bueno, pone hasta inyecciones. Nos hemos cooperado y contratado dos
horas de Sonido Citadino. No baila pero le gusta vernos bailar y vernos
contentos. Doña Martha la del #2 está preparando un rico mole en el
que todos estamos ayudando. Uno puso los condimentos y otros
el chocolate y nueces. Nos turnamos al metate entre todos. Va a estar
delicioso. Doña Socorro la del # 12 va a regalar el ponche de frutas.
Con alcohol del 96 para el que guste ponerle su toque al mismo.
Van a venir vecinos y amigos de las vecindades aledañas. Si; es que se
hace la gran fiesta en ocasiones cómo esta. Negrito ha invitado a su
prometida. Ahora que se casen en el verano vamos a echar la vecindad
por la puerta. Mínimo. Negrito bebe vino tinto pero no le hace el feo
a ninguna otra bebida. Dice que conque se suba a la cabeza, lo que sea
es bueno. Y que aparte de todo, la situación no está tampoco para
andarse con cosas nimias. Y después de la fiesta y la comilona, Negrito
jala su guitarra y entre él y Don Cuco, esposo de Doña Socorro la del
#2, tocan sus guitarras y armonizan muy bonito. Cantan rancheras,
huapangos, boleros, y el ambiente se vuelca en una algarabía en la que
todos cantamos y reímos. Como hermanos. El mundo nuestro, de la
vecindad, se pinta de magia y amor fraternal.
Imagino que esto ha de pasar en todas las vecindades del mundo.
Que no?
EO