Espero cargando una tonelada de paciencia todo el día, para verte,
para amarte, esta noche y hasta el otro día.
Llevándote en el centro de mi. En el lugar más amplio y seguro para ti.
En la sala de mi morada mental. Con AA y calefacción.
Esta segunda, la tibia sangre que alimenta las neuronas donde te llevo.
Durante el día. Antes de verte luego del mediodía.
A eso de las seis de la tarde, cuando el sol comienza a caer en su sueño.
Y alcanzo con mis manos la luna para hacerte unos aretes.
Y las estrellas para tejerte un Rosario de infinitas oraciones.
Es lo que hago durante el día antes de verte después de mediodía.
Cuando paso por la tienda de la esquina a recoger unas flores para ti.
Y una botella de tinto para mi. Y un pastel para los dos.
Dulce amor mío, esa es mi rutina diaria antes de verte después del
mediodía.
EO