No sabemos. Si llegaremos a nuestro próximo cumpleaños.
O…a pasado mañana. La muerte a veces no avisa. Si, hay veces que te
dice tu doctor: pues mire. Por esto por aquello y por esto otro, le doy…
un año de vida.
– Un año, doctor?
– De acuerdo a los cálculos médicos y estadísticas…un año, si.
– Bueno, pues que se le va a hacer
– Que le vaya bien y que tenga un lindo día.
– Gracias.
Entonces, bueno. Pues haces tus planes…acerca de aquello esto y lo
otro. Y pues se llega el día…y no te mueres! Te dan ganas de demandar
al doctor por su desatinado y desacertado diagnóstico. Y ahí vas a
reclamarle y casi hasta te peleas con el pobre hombre.
Y sales disgustado y te vas a la primera cantina que te encuentras y te
bebes un par de tragos para calmar los nervios. Te relajas . Te trae el
mesero la botana del momento. Una taza con birria de cordero estilo
Toluca…que te pasa…te dice tu ángel de la guarda. Mira nada más que
platillo. Y tú que andabas ya queriéndote morir! Ay, Dios.
Y te llegas a casa. Le das las buenas nuevas a tu esposa. ( Ay, no. Con los
planes que ya había hecho ).
– Ay, viejo. Que buenas noticias!
Y esa noche luego de tus abluciones nocturnas y tus dientes
rechinando de limpios…haces el acto. Y qué pasa, mi rey! Que quedas
en el acto. Como cuando se quedan unos en el quirófano. Bien fríos!
Y hasta allí llegaste. Y lo bueno es que dejaste todos tus pendientes
arreglados. Porque si no…olvídate. Ya te acordarás. Las cosas que se
dan, cuando mueres intestado. Y pues si. Te hacen los respectivos
post mortem rituales. Te velan. Beben café y tequila hasta el amanecer.
Y te llevan y te entierran. Y ahí acabó todo. Tú, tú que pensabas ibas
a vivir más años que Chabelo. No se dió. Y esas contingencias de la
vida pasan. Como todos sabemos. Pero, pues ojalá que ya ahora en tu
nueva dirección, te encuentres a gusto.
Mira, libre de preocupaciones y pendientes. No es maravilloso?
O…no?
EO