No olvides dejar agua al grillo. En la Jicarilla de barro, en la ventana.

Revisa las puertas. Si hace frío pasa al perrito a la casa. Déjalo que te

acompañe al pie de la cama. Será el mejor Ángel de la Guarda tuyo.

Tus ojos y oídos por el Túnel de la Noche. Si, aún dormido es totalmente

alerta de lo que pasa. Del más mínimo extraño ruido. Del irreconocible

extraño aroma. Descansa confiadamente. Relájate y abre la puerta al

Sueño. Es muy silencioso. Ni lo sentimos. Calza zapatillas de seda y

casi casi, levita ante el umbral de tu mente. Es muy delicado, muy

sensible. Capaz de detectar un dejo de enojo tuyo que hubieras tenído

en el día. Deja ir ese pensamiento. Arrójalo al fondo del Pozo del

Olvido. Respira profundamente y suelta tus piernas y brazos. Permite

que tu torso aborde la Barca de la Calma y te lleve a la Isla del Sueño.

Si, tiene una isla rodeada de playas y montañas. Hasta hay un volcán

en el centro donde puedes como los sueños se deslizan como lava hasta

sus mismas faldas. El cielo es azul azul. Como el azul turquesa de las

playas de Mazatlan. Que cambia marcadamente cuando te diriges mar

adentro, cuando cambia a un bellísimo azul marino. Esas son las

playas de la Isla del Sueño. Único propietario.

Por esa poderosa razón, querido hermano; tu descanso es vital. Y para

ello, la buena compañía no puede faltar. Permite que tu noble perro

duerma al pie de la cama. Es tan importante como el viento suave y

fresco que se pasa por tu ventana.

EO

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