Semi veraniego. Las rosas están asomando sus delicados pétalos cual

capullos de mariposas antes del primer día. Rojizos, amarillos, rosados,

violáceos… cada una en forma de arco iris. Que luego corto y pongo en

un jarrón de barro oscuro. En el centro de la mesa donde como y

convivo. Y las veo, y las veo. Y su aroma me embriaga. Y me siento a

la pequeña mesa de aquí afuera. Al pie del arbolito. Y me veo rodeado

de tanto césped y lindas plantas por todos lados. He plantado arboles,

rosales, arbustos, plantas de esto y aquello y lo otro.

Todo un diminuto Amazonas. Hay halcones que se posan en las ramas

aquí a dos metros de mi delicada cabeza, ardillas, conejos, les dejo

trozos de zanahorias antes de que oscurezca. Hay una de pájaros que

a veces me vuelven loco. No sé como se llama este alado Pavarotti, que

por estos días…suelta una de repertorio…que me he levantado a media

noche en puro calzón con manguera de agua en mano tratando de

alejarlo. Canta muy lindo y es muy muy afinado…pero al cabo de tres

piezas…se me viene a la cabeza despachármelo con dos papas y una

cebolla. Y que le vamos a hacer. Cada uno tiene su sino. Yo de ser y

ellos también. Ahorita hace algo de fresco y la noche está linda.

Hora de abrir las ventanas de par en par y dormir en paz.

EO

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