Hoy tuve una vez más esta dicha. De caminar de tu mano, abrazarte de

la cintura y besar tus dulces labios. Hermana, amante, esposa mía.

Cada tic tac de mi corazón meciéndose al compás de tus caderas.

Ondulantes como las olas de Mazatlán. El sutil sabor salado de tu piel.

Color canela dulce al roce, al goce. El susurro de tus palabras

guiándome. Derecha, izquierda. Por el centro…me acompañaste todo

el lindo día. Cuando fui por Rosy luego de su visita y estadía hoy

con el veterinario. Cuando regresé y aseguré que todo había sido

exitoso con su cirugía oral. Cuando fui al doctor esta mañana…sabiendo

de tu presencia a mi lado. Oyendo todo. Que fueron buenas noticias.

Mi regreso a casa festejando el día nublado y frío. Cuando llegué a casa

y tomé mi refrigerio….mil cosas. No terminaría de decirlas hasta

mañana. Ahora, ya es hora de descansar también de las vicisitudes

que se me presentan de vez en vez. Y que me me hacen apreciarte

aún más y más y más. Al salir venturoso de ellas. Ahora es hora de

descansar este corazón y alma que tengo gracias a ti.

Hermosa vida. No te olvides de respirar a mis oídos. Haz de cuenta que

oigo el mar, como cuando me acerco ese caracol de una cuarta de

grande a la oreja. Ese mar eres tú. Por eso, no dejes de decirme todo

lo tú quieras mientras sueño. Te siento toda la noche cada vez que me

volteo a un lado u otro. Y te abrazo y acerco a mi pecho dentro de las

sábanas para resguardarte del frío. So pena te enfermes, y eso no

quiero que nunca te pase. Dame un beso más. Gracias.

EO

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