Iba a la parroquia de San Antonio a escuchar la “ palabra de Dios “.
Ni más ni menos que de la palabra del sacerdote de la misma. Nunca
tuve idea de que hablaba el hombre. Si, vestido en un uniforme blanco
puro e incorruptible. Blanco todo. Como una hoja de papel sin rayar.
Era suya una jerinzonga interminable. Que dios por aquí que por allá y
mas allá…y nunca entendí una coma. Aparte de eso, me confesaba cada
mes del día primero por todos mis pecados habidos y por haber!
Hazme el favor! Mis pecados; haberme robado las guayabas de la
vecina…haber visto a la hija de mi vecina bañándose a jicarazos…
viendo como el agua tibia de la tarde se deslizaba por su nubil cuerpo…
que me había dado de golpes con el chiquillo que me caía mal…como
yo a él…cosas nimias como esas. Maldito sacerdote. Abusivo de mentes
infantiles como la mía y de los adultos circundantes. Quién era ese
infeliz para haber abusado de otros como lo hizo entonces conmigo y
como lo hace actualmente con el prójimo? Un miserable parasito
mal viviente. Es lo que es. Ay, que yo sé el secreto del boleto Primera
clase al Paraíso. Mentira. Es exactamente el PRI ofreciéndonos las
perlas de la virgen. Una vulgar y sucia mentira. La Iglesia debería ser
erradicada del país; del mundo entero. Por ser lo asquerosa
y sucia que es. Ese Papa mentado, debería buscar un empleo deveras
digno de dar un servicio a otros. Como plomero…electricista….dentista
…hacedor de algo…! el infeliz se la pasa muy a gusto todo el santo día
haciendo..nada! Nada! Nada! Oye, tú. Que platica con Dios!
Hazme el favor! Y…? No le ha dicho, dado el remedio para esa guerra
horrible que se libra en este momento en Ucrania? Hijo! Oye, Papa de
pacotilla, mejor dedícate a otra cosa. No, ya no. Ya es demasiado tarde.
EO