Mi tia Toña. Le hacía el mandado. Iba ó al mercado de San Antonio, ó

a ese otro a tres cuadras de la casa en Prado 569. Sobre Vidrio.

– Me traes 1/4 de carne molida de puerco con otro 1/4 de res. Tres

calabazas medianas. Dos jitomates y una cebolla. Y de paso me traes

un kilo de tortillas de con Doña Cuca. El mercado de San Antonio estaba

a cinco cuadras de la casa. Y cuando me tocaba comprar la carne con

mi tío Ernesto, me tocaba ver a una prima que creía era mas hermosa

que la Virgen Maria. Ay, Dios mio! Que hermosa que era mi prima.

Yo creo que voy a terminar en el Infierno ahora que muera a los cien.

Porque no sé porqué me gustan las primas. No, no sabía que era

tener esos pensamientos incestuosos. Apenas sabía leer y escribir.

Que iba yo a saber! Y me llegaba con el mandado para mi tia Toña.

Y me daba $0.50 Pesos para comprar dulces. Era el equivalente de

$100.00 Pesos de ahora. Y me llenaba los bolsillos de dulces

complaciendo la solitaria de mis caries. Una de ellas me la rellenó mi

tío Alberto, el doctor. En la clínica #2. Donde también trabajaba mi tia

Margarita. La clínica quedaba a dos cuadras de la estación de

bomberos. Frente al Parque Agua Azul. A dos cuadras de la misma,

vivía mi prima Helena con su esposo Enrique y 17 hijos. Ah…mi prima

Helena era linda. Pero no habría sido mi esposa, siendo yo un menor de

7 años. Pero…comencé con mi tia Toña y terminé con mi prima Helena.

Ay, Dios. Que cosas tiene la vida.

EO

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