Quien va a empujar a quien? Ella a ti…o tú a ella…en la silla de ruedas?

El tiempo avanza y no descansa. No. La gravedad hace también lo suyo.

Tu cuerpo cede a los achaques del tiempo. Son inevitables. Una y cien

enfermedades. Tu doctor las sabe de memoria y te da la hojilla para

hacer tu testamento. Y piensas finalmente en deshacerte de tantas cosas

que ni sabías existían en tu cochera. En tu guardarropa. Esos 40 pares

de calzado que nunca usaste. Los pantalones de gabardina tan lindos

que no luciste. Y menos aún con la Pestilencia del COVID. Tu tintorería

cerró. Como otros mil negocios. Te volviste espartano en más de una

cosa. Y…ahí no paró todo. Seguiste cumpliendo años, afortunadamente.

Y ahora estás a la mesa escribiendo tus últimos deseos.

Repartiendo tus bienes. Para unos y para otros. Si los tienes.

Uno o dos a lo más de esos en tu lista se preocuparon por ti cuando

estuviste enfermo. Si. No todos. Tristemente. Y así lo haces saber en tu

testamento. Sin un lamento. Que al fin y al cabo todo se lo lleva el

viento. Y firmas. La última firma.

EO

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