Al fin la noche es toda nuestra hasta la otra orilla del rio.
En esta cama por balsa hemos de llegar antes del amanecer.
En vía de mientras gocemos la travesía contando besos y cuentos.
Dime otra vez aquel en que tu perrito se salió de la casa sin que
te hubieras dado cuenta. Ese final fue muy bonito. Cuando lo
encontraste en la casa del vecino. Las cosas que nos pasan cuando
niños y siendo adultos también. Te acuerdas del que te conté cuando
las olas me arrastraron y sentí que iba a morir…? Ese si me provocó
un susto mayúsculo. Dame otro beso. Cuantos van…?
Quiero llegar a cien para volver a comenzar. Ah, si. Permíteme
abrir de par en par la ventana. Gustas agua? Voy a abrirle su lata
de atún al gato medianochero. Ya sabes que es la hora de su cena.
Si. En que estábamos? Ah, si….
Y súbitamente nuestra conversación cesó al quedarnos dormidos
con su brazo en mi pecho mientras la tenue luz de la vela danzaba.
El fresco de la madrugada y su roció humedecieron nuestro labios.
Y aún alcanzamos a despedir el último de nuestros besos de la
velada.
EO