La ilusión ante nosotros todos de llevarnos bien y en paz.

Cual el hombre en medio del desierto, buscando ese oasis que aliviaría

su miseria y sed. La arena entrándole a los ojos entorpeciendo ese

breve instante que pensó haberle mostrado su intenso deseo y

necesidad de beber agua y encontrar tal vez compañía.

Más…desde aquel momento en que le tomamos más de la mitad

a aquel nuestro vecino de la cueva #4, el acceso al río, las cosas

cambiaron para siempre. Fue cuando comenzamos a marcar nuestro

territorio. De aquí para allá y de allá para acá. Y así ha sido hasta la

fecha. Y conforme nos dirigimos unos en una dirección y otros en

otra, creamos diferentes costumbres y creencias. De allí surgieron

los mitos, como todos sabemos. Cuando le dimos atribuciones

divinas a los elementos. Hasta nombres. Por cada rincón del planeta.

En cada lengua y en cada forma, según lo imaginábamos era la

correcta. Y otro día se nos ocurrió, como el día que le reducimos su

acceso al río al de la cueva #4, de querer hacerlo a nuestro modo.

Y ahí hubo otro problema mayúsculo. Él ya tenia y observaba sus

creencias. Y pues hubo un choque de ideas. Absurdo, absurdo.

De ideas! Y hete que se armó un escándalo que tiñó de rojo todo

aquel río. Matándose a pedradas, con palos, con lo que tenían a la

mano! Aquello fue un espectáculo horrible. Una montaña de

cuerpos inerme se alzó más alto que la montaña. Imagínense.

Impidiendo el mismo paso del sol a la tierra. Los pájaros cesaron

de piar…el cielo se puso oscuro. A pleno mediodía. La pestilencia

espantosa de esos cuerpos que no fueron rescatados para su

sepultura fueron incinerados y reducidos a cenizas. Quedando

ni el recuerdo de ellos. El llanto de madres e hijos duró cuarenta

eternos días. Y la hambruna se desató por falta de brazos para

acariciar la Tierra y cosechar su fruto…y…han transcurrido siglos

y el panorama no luce más alentador ni sano. Aún seguimos abusando

del vecino. No solo tomando más de la mitad de su terreno, sino hasta

la misma mujer si es posible. Y con todo lo extra posible. La violencia

es un medio capaz de someter a sumisión. No solo al vecino sino

hasta países enteros. Los ríos aún se tiñen de carmín de vez en vez de

mes en mes. De año en año. Y aún no hemos descubierto ese mágico

Oasis que aliviaría nuestras penas todas. Bajo su fresco refugio y

anhelada paz.

EO

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