La cama te reclama con los brazos ansiosos de la sabana.

Y la luna llena para acariciar tus mejillas a travez de la ventana.

Al mismo tiempo que un viento suave silba entre las ramas del árbol.

En aviso de una lluvia pertinaz que comienza a cerrar filas con la

oscuridad. El cenzontle optó por buscar refugio pidiéndoselo a la

golondrina madrugadora. Juntas se acurrucaron dándose calor mutuo.

Y te quedaste acompañado del dulce silencio. Tu perro y tu gato.

Y tu libro que espera en la página doblada el rose de tus manos.

Tienes el cántaro a la mitad con agua fresca y dulce de la noria.

Y el jarro con el nombre de tu amada que besas a cada trago que

le tomas. Tienes las estrellas velando tu sueño y haciéndote

también compañía. No podrías ser más afortunado. Si. La edad

comienza a hacerte sentir sus pasos. Y también, es otra compañía.

Que no? Que haríamos sin ella? Es tierna y cariñosa. Como el anafre

a mitad del patio en las noches frías del invierno. Sus carbones

convirtiéndose en ceniza…es también el destino nuestro.

Tu sabes todo eso. Lo aceptas y te vas entonces a las páginas de

tu libro. Tu inseparable compañía. Y tu perro y gato adivinan

tus movimientos antes que tú. Y se echan a tu lado a darte su calor.

Sienten tu paz interior que los calma a ellos también.

Que la noche te bendiga con lindos sueños. Bebe más agua.

Es buena. La necesitas en tus venas como tu cerebro el oxígeno

del aire. Como tu alma el suspiro del cielo.

EO

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