No existe algo más que valoro que verme solo con mi loro.
Al final del día. En mi buhardilla, con mi perro y mi gato.
El grillo en la cocina. En el resquicio de la ventana que no lo ubico.
De todas maneras su agua y semillas de ajonjolí no le faltan.
Y su alegre cántico me llena de alegría. Al estar echado en mi
colchón en el piso. Con mi libro que no termino de leer.
Y el cántaro de agua fresca sobre el buró con la vela.
Uso la electricidad para las cosas en el refrigerador.
Mas no para leer. Me gusta la linda luz de la vela. Me recuerda
cuando fui niño y la luz de la lámpara de petróleo me hacía
apreciar tantas sombras y contrastes en la cocina al fuego de
la crepitante leña bajo el comal. Al pendiente con amor, de
la cafetera y el chorizo sobre su superficie. Mientras mi madre
ejercía su magia blanca machucando los frijoles con manteca.
Por eso me encanta la luz de la vela. El sol a dos cuartas de distancia.
Y que te digo de los rayos de la luna. Que se posan sobre mi cara
sin permiso! Ah, como me encanta. Y más cuando tengo compañía…
rozando los brazos de una de mis amigas…que me acompañan de
vez en vez. Dos veces por mes. Ah…mi buhardilla tiene todo y nada.
Simplemente, lo que necesito. Lentejas y agua fresca. Y comida para
mi perro y mi gato y las semillas de ajonjolí para el grillo.
El cántaro siempre está hasta el cuello de agua fresca y dulce.
Y el jarro a un lado. Que más podría pedirle a la Providencia?
EO