Ese día no debería ser escrito de esa forma.
Debería ser diariamente, Día de La Hermandad.
Llamado así, por preocuparnos unos por otros universalmente.
Como ha sido la idea desde los tiempos de Confucio, Sócrates y Jesús.
Mas recientemente, desde los tiempos de Benito Juárez. MLK.
Allende. Castro y Chávez. Hasta AMLO. Si no nos reintegramos en una
sola ala humana, nunca lo hemos de lograr. O nos cobijamos a la
sombra de la Paz y la harmonía, o nos vamos al abismo todos.
Persiguiendo el espejismo de ser superiores unos más que otros.
A travez del consumismo material que te hace pensar de tal forma.
Esa trampa que te provoca trabajar de más. Preocuparte más.
Dormir menos. Comer insanamente…
El toque está en estar en contacto con tus raíces. En el caso de las
nuestras, Mexicanas. Amar y apreciar todo lo mágico del toque que
nos dieron las estrellas. En el color canela de nuestra piel trazado
por el mismo sol. En la alegría del cenzontle con su canto dulce y
sonoro. Viva nuestra hermana indígena de hoy y siempre.
Viva el México moreno de nuestros corazones.
EO