El día siguiente. Apenas leía uno de los dos diarios de la ciudad.

En Guadalajara. Si mal no recuerdo, leí de vistazo el encabezado del

periódico. El Informador. Un renglón escueto acerca de lo que había

pasado en el llamado D.F. No teníamos televisor. De otra forma

habría oído el breve anuncio acerca de los eventos de ese día fatídico

de parte del ahora para mi, corrupto Jacobo Sabludovsky. La estrella

de la pretensión periodística ahora universalmente conocida.

Ahí tenemos a su fiel aprendiz y discípulo López Dóriga. Diciendo

las misma bobadas de entonces por cuyas comparecencias ante

la cámara recibía mayúsculas cantidades de dinero. Que yo no sabía.

Al igual que incontables mentirosos habladores falsos periodistas.

Que vivían vida de príncipes a costa de la mentira y la adulación.

Al servicio del presidente en turno.

No fue sino hasta el advenimiento del Internet y La Red, que lo vi

y veo cada vez que necesito vomitar, en You tube. El desparpajo de

aquel JS. Eriza la espina dorsal. Y que les digo si ya ustedes de seguro

han visto, las declaraciones de Díaz Ordaz. Día infame. Ver esos videos

y luego el de Jueves de Corpus…1971…te hacen hasta perder el sueño.

No imaginé llegar a ser testigo de tener un día a un presidente como

Lopez Obrador. Es verdad lo que él dice. Ahora el ciudadano está más

informado. Ahora el ciudadano puede ver en vivo sus diarios informes

al país a través de su propio medio de comunicación. Porque los

convencionales de los tiempos del conservadurismo neoliberal, se

fijan como hemos aprendido a hablar los ciudadanos ahora?

Esos jamás van a pasar una coma de todas las cosas buenas que él

hace. Trabajando incansablemente. Haciendo todo lo posible por el

bien de México.

Maldito día aciago ese 2 de octubre de 1968.

Bendito día en el que nuestro Presidente López Obrador

fue enviado por la Providencia y las estrellas.

EO

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