Y no sé, hasta que extremo. Siendo mis brazos extendidos de limitado

alcance y frente a un mar de cosas buenas todas…no alcanzo a tocar

ambas orillas. Le pagué a la vida con todo lo que tenía, en mi cirugía.

Y me regresó a continuar viviendo porque no me cubrió para pagar

el saldo. Y hete que aquí me veo, honrándole con mi diaria pleitesía.

Este verano que se está retirando me hizo saber que me quiere.

Lo noté en el color y aroma de las rosas de sus senos, que he cuidado

diligentemente con el agua con que humedezco su tibio pecho color

canela. En la sombra del arbolito que me protegió de los rayos

inclementes del sol. Esto, para que vean como no me ha sido posible

apreciar tanto, tanto. Imaginen si mis brazos fueran capaces de

abrazar ese para mi suerte afortunado océano de cosas? No creo

sería capaz de hacerlo. Ningún hombre ha sido capaz de lograrlo.

Mas agradezco antes de cada alimento. Voy en silencio al cuarto

especial donde le tengo la mejor habitación a esta vida que aún

no me deja, le beso en las mejillas, al mismo tiempo que ella me

sonríe. Y asiente a mi alegría. Le agradezco al separar las cortinas

de mis ojos, primera cosa cada mañana. Soy tan afortunado.

Espero que ustedes también sean tan afortunados como yo.

EO

Leave a comment