Ella me ha estado esperando desde mediodía.

Le llevo estas rosas para ponerlas en el pequeño buró.

Para que su aroma a la una se mezcle con el de la Flor

de Noche. Cuando su cabeza descansa sobre mi hombro y me

cuenta uno más de sus cuentos que me encantan. Cuando su voz

suave y profunda me llena el alma y las venas. Y nuestros canales de

sangre corren paralela y horizontalmente en nuestra cama.

De esquina a esquina y de lado a lado. Cuando su cabello rizado

me roza el pecho avivando el deseo de nuevo. Y su tibia risa

me endulza los tímpanos. Y nuestros labios se buscan en un beso

de savia con sabor a arrayán. Mientras nuestros poros todos se ahogan

de placer. En mi buhardilla, me espera la otra parte de mi vida.

Llevo también su comida para el Güero el gato, y Negro, mi perro.

Ah, que gusto llegarme a mi buhardilla. Donde soy el amo de mis

cuatro paredes y dueño de la noche y sus estrellas.

Gracias vida, de nuevo.

EO

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