Velamos anoche a Don Cosme. De un infarto. Pobrecito.

Su viuda ahora Doña Consuelo, está inconsolable. Son los

inquilinos del # 8. Sus hijos Roberto y Matilde la acompañaron

junto con el resto de nosotros. Bebimos café cargado con tequila

y canela. Recordamos lo ocurrente que era y su forma tan bonita

de contarnos cuentos. Uy, nos amanecíamos escuchándolo todos aquí

en medio del patio. Al pie del guayabo. Acompañados de nuestros

cuatro perros y nuestras parejas. Luego de cada rosario, seguimos

con la conversación acerca de él, la vida y nosotros. Conforme

transcurrió la noche, comenzamos a reír al repasar sus anécdotas.

Y de esa forma nos tomó la madrugada obligándonos a irnos a dormir

para hoy luego del almuerzo llevarlo a su propiedad en el cementerio.

Los cirios se mantuvieron encendidos y Doña Consuelo y sus hijos

se retiraron a dormir también. Si, ya hemos velado y llevado a más de

uno de nosotros al lugar del reposo eterno. En vía de mientras, las

ruedas del día y la noche nos acompañan fielmente.

En paz descanse Don Cosme. Buena persona.

EO

Leave a comment