No se celebraba el nacimiento de Jesús…Sino hasta
después de su crucifixión? Si, no? Bueno, nosotros los
Mexicas tuvimos el nacimiento de Cuauhtémoc, uno de
los emperadores más inteligentes y dignos del universo.
Ese se comía fácil en el desayuno a toda la caterva de
emperadores habidos y por haber, en México y en China. Tuvimos
cinco docenas de dioses. Hasta un Dios de la Risa. Así.
Coatlique fue la madre de todos. Le tenían temor y respeto.
Y es que tenía un carácter muy fuerte. Cuando hacía berrinche, hasta
El Popo temblaba. Así. Y éramos de lo más felices en el planeta.
Si, si, si. Teníamos nuestras cosas y costumbres…nos despachábamos
una joven cada mañana antes del desayuno. Eso en Tenochtitlán.
En Yucatán, lanzábamos una joven toda envuelta en Plata y turquesa
en un cenote. Si, si. Cosas nimias como esas.
Oye, quien es perfecto? Verdad? Así estábamos de contentos.
Oye, y hete que un día llegaron unos hombres sucios y enfermos…
con un viejo libro bajo el brazo, tú. Y llevaron a cabo una matazón
mayúscula. Cuál mayúscula, descomunal! De orilla a orilla de todo el
continente. Con sus caballos, cañones, espadas, enfermedades. Así.
Y ya una vez que terminaron su masacre, se sentaron muy a gusto
a despacharse unos lindos venados en salsa estilo Andaluza. Y luego
le siguieron con la siesta. Era la usanza, pues. Y pues hete que
comenzaron a leer ese libro que dizque escrito por Dios. Así.
Y con ese libro lograron una colonización no vista antes.
Ese libro, hasta la fecha existe, tú. Así. Y ese mismo libro, es el que
usa el sacerdote del pueblo y el obispo de la Ciudad de México, ya no
para que le lleves comida y le sirvas, no. Para que le des parte de tus
dineros. Esos que tanto te cuesta ganar. Bueno, a menos que seas una
Pluri…político corrupto…todos esos viven muy bien. Haciendo que?
Gritando. Así. Gritando todos los días. Pero, en qué estaba? Ah, si.
Que no celebrábamos la dichosa Navidad. Ni sabíamos que era. Te digo.
Si, si, si. El Cura de la parroquia del barrio dice que celebramos el
nacimiento de un niño excepcional. Tanto, que permitió que lo
crucificaran para demostrarnos cuánto nos amaba. Así. Así.
Y por eso celebramos Navidad. Con risas, pozole, buñuelos, agua
de tepache, y en donde hay modo, hasta con Aguardiente.
Yo ya me estoy preparando. De por si si o por si no. Tengo una
del fuerte para esa noche y otra para el día siguiente.
Feliz navidad.
EO