Estoy esperando a Rosa. Ya casi dan las ocho de la noche.
Tengo unos frijoles con manteca en la estufa. Un trozo de
chorizo que me regaló Manuel, mi primo el carnicero.
El aroma de la cazuela con los ingredientes de cebolla, ajo
y no sé qué tantas cosas despide un aroma culinario exquisito.
Le voy a agregar un trozo de pescado en el centro. Más delicioso
no podría ser. El cántaro está al tope de agua fresca del
pozo. La mesa desnuda de manteles espera la presencia de Rosa
para vestirla. El colchón en el piso espera su compañía para
el proximo viaje a las estrellas. Ya le di su cena a Negro, mi lindo
perro y al gato que aún no encuentro que nombre nombrarlo.
Todo está listo. Mi encuentro con Rosa va a ser único como cada vez.
Tengo pensado proponerle matrimonio esta noche. Tengo un anillo de
plata del número seis para su dedo anular izquierdo. Estoy rogando a la
Guadalupana no lo rechace y me haga el honor de ser mi esposa.
Ay, Dios. A ver como me va.
EO