Ahora si. Mi esbelta figura va a ser la que siempre fue.
Alta, guapa, mis canas me las voy a teñir de negro azabache.
Estos brazos musculosos van a convertirse en varilla del diez
que se usa para construir casas. Estas piernas van a volver a correr
como liebre. La agilidad de mi mente no la va a parar ni San Francisco.
Oye, que tengo una de planes. Es más, voy a buscar por mar y tierra a
aquella prieta que dijo quería casarse conmigo. Que no la encuentre
casada porque ahí arde Troya. El pulque ya no me hace ni las
Caguamas tampoco. El Aguardiente blanco…cómo que un poquito.
Voy a reducir mis niveles de azúcar del 7.9 al 5.5. Ya está planeado.
Mi peso, de 90 a 75 Kgs. Mi colesterol de 399 a 179. No más pozole
para mi. Guácala! Ni tamales, tostadas de lomo, Bohemias, Negra
Modelo, sopes, con su carne de res en tiritas y su salsa de tomate en
chile de árbol, ni esas tostadas espantosas Mazatlecas que hasta el
mismo Demonio viene a comer. No más de esas comidas. Voy a comer
saludablemente. Voy a ser un conejo en dos piernas. Viviendo con
solo lechuga y rábanos. Espinaca, repollo, y betabel.
Quiero recibir a Jesús sacramentado en la mejor de las formas.
Pero…pero…pero…creo que mejor no. No. No.
Porque luego que haría con tanta buena salud a mi disposición?
Comer todo lo de arriba!
EO