Sintiéndome para nada mal.

En un capullo de sábanas de algodón. Cubierto con un amplio

edredón. La ventana de par en par. Mientras yago en este mi

mullido piso de concreto sobre un colchón. Mi perro fiel a un lado.

El gato a su lado. Todos como hermanos. En esta noche de desasosiego

por tantas partes del mundo. Abundan las llamadas de ayuda para

hermanos nuestros en partes como Franja de Gaza y Yemen. Demos

lo que estuviera de nuestra parte. Cada granito de arena forma el

fondo del océano. Hagamos eso. Ayudemos con un poquito o mucho

dependiendo de nuestras posibilidades. Dispongo de un cántaro lleno

de fresca agua sobre mi mesita de noche. Hay miles de personas sin

un vaso de agua a la mano. Seamos con otros, buenos hermanos.

Mi barriga está satisfecha luego de un plato de lentejas y un plátano.

Hasta no verte Jesús mío sino hasta mañana. El calor de mi pequeño

cuerpo obra maravillas en mantenerme tibio. Y aunado al de mis

dos peludos hermanos, no tengo de que quejarme. Benditos sean

todos y cada uno los hermosos animales del mundo.

Voy al baño y regreso. Para beber un jarro más de a agua

antes de dormir.

EO

Leave a comment