El hombre humillando al prójimo.
Desde que habitábamos las cuevas. Llégate hasta Grecia unos
miles de años después. Se condena a un hombre a beber cicuta
en castigo por caminar a diario las calles de Atenas.
Preguntando a todo aquel que se le cruzaba en su camino acerca de
cosas de esto y lo otro….haciéndolo pensar en cosas que no sabía
que podía pensar y analizar a profundidad. Y eso creo perturbación
en la clase dominante. Y todos sabemos cómo se le despacharon
y libraron de ese peligroso hombre a quien le encantaba conversar,
beber vino y amanecerse muy quitado de la vida.
Demos unos pasos a dos mil años y algo atrás.
Ahí tuvimos a otro buen hombre. De nombre Jesús.
Un buenazo. Un tipazo. Todos en el barrio lo querían y buscaban.
Era muy platicador. Parece ser el sino de los hombre que les encanta
platicar, terminar mal. Éste se parecía al otro, andaba todo el santo
día de arriba abajo por las calles polvorientas de su pueblo diciéndole
a quien se encontraba, que debía ser bueno con su vecino…se le
quedaban viendo raro…oye, el pobre hombre a quien se dirigía, por
lo regular era un pescador que a su canoa con su red se dirigía.
A buscar el sustento diario del estomago del Mar de Galilea.
Pero como a nuestro buen hombre, que apenas higos, un trozo de
queso de cabra y pan comía, pues con eso tenía. Se pasaba el santo
día plática y plática. E igual. Terminó como nuestro hombre de Grecia.
Se lo despacharon. Por poner a pensar a los demás. Eso es muy
peligroso. Pensar. Muy peligroso. La clase dominante siempre ha
echado de recursos para mantenernos ocupados para no pensar.
Vamos, en tiempos de Jesús, tú sabes. Estaba el Coliseo Romano.
Daban grandes espectáculos donde rios de sangre pintaban de carmín
la arena del Coliseo Romano. Hombres atravesándose los pechos con
unas espadas más filosas que la navaja de Don Chon el peluquero.
Era una participación carnavalera de animales exóticos y sangre.
Sangre como cascadas. Sangre por todos lados.
Así como lo hacía Televisa. Cada domingo en Siempre en Domingo.
Con un desfile interminable de cantantes, contorsionistas, sexo cada
mañana con unas mujeres voluptuosas y despampanantes dándonos
el pronóstico del tiempo o explicándonos complejas situaciones acerca
de Economía. Pero, en qué estaba? Ah, si. El abusivo del hombre.
Calla, nunca va a cambiar. Buenos hombres como los dos de arriba
han existido. Hasta la fecha. Y a cuantos de ellos no se los han
despachado…a ver que pasa este próximo año.
Valga irme con la buena nota que afortunadamente tenemos
un buen hombre emulando a los de arriba.
Mi presidente Andrés Manuel López Obrador.
A quien le deseamos luenga y feliz vida.
EO