Asoma su sucia presencia de mil formas por todos

lados. En política y en economía. Y por cada lugar que

los rayos del sol tocan. Abusando del desprotegido, del

más débil. Y aún más del inocente. Desde que habitábamos

las cuevas hasta el último piso del más suntuoso edificio de hoy.

Un puñado de individuos manipulando la Bolsa, la entera

economía del planeta. Con super ricos por un lado

y super pobres por el otro. Viviendo en abyecta pobreza.

Esclavizados a una paga diaria las más de las veces indebida…

los medios de comunicación, que han reducido el planeta al

tamaño de una nuez…donde todo vulgar individuo puede ser

capaz de publicar su vulgaridad en cuatro simples oraciones.

En dos segundos.

Creyéndose el escritor capaz de competir con el más digno de

renombre universal. Aquel que escribía a la llama de una vela.

Y escribía obras de una magnitud, capaz de tolerar el escrutinio de

los siglos. Grandes escritores. De esos que tocan hasta

lo más íntimo de ti. Con sus increíbles historias.

Pues para el arribo de la comunicación, para la que hoy en día

ni el papel ni la pluma se usan, como en este momento

que estoy usando un tablero electrónico. Escribiendo algo con

el potencial de ser leído por alguno.

Tratando de usar un lenguaje correcto si es que puedo

ser capaz de ello. Ah…puedo también ser capaz de escribir en extrema

vulgaridad si lo quisiera. Pero, no. Y seguramente no me esquivocaría

si dijera ya lo he hecho en más de una ocasión.

Es fácil escribir vulgaridades. Las que vemos

que aparecen ahora en el llamado “ Internet “.

De parte de completos imbéciles. Completos idiotas tratando de

humillar a hombres buenos. Hombres que luchan por el bienestar

del pobre, desprotegido. Así ha sido. Un ejemplo, aquel que por buscar

el bien de todos para todos, se lo despacharon. En una cruz sin

desbastar. A otros se los han despachado con veneno…a otros de

un tiro…no terminaríamos. Y a otros, los tratan de destrozar

públicamente con imbecilidades que publican.

EO

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