En casa de mis amigos Pedro y Kris, su esposa.

Fueron lindas. Ya no hubo más de ellas por la pestilencia

del COVID. Ya no hemos vuelto a tenerlas desde entonces.

Tocábamos y cantabamos, Pedro en la primera guitarra, Chucho

en el bajo y yo en el acompañamiento. Cantábamos a

tres voces. Lindo. Guapangos como Rogaciano…La Malagueña…

canciones Cubanas como…El cuarto de Tula…Son de la Loma…

Me acompañaban Granada…Tocábamos…Dalila…y un montón de

canciones más. Ah, dos o tres piezas denominadas Jazz Gitano.

En esas, Pedro dejaba oír la velocidad de sus dedos. Lindo.

Mas antes de lo de arriba, todos llevábamos algo para compartir.

Este, menudo…aquel, tamales..esto y lo otro…

Yo llevaba mi ceviche de camarón. Era lo que primero que se iba a la

barriga de cada uno. Y a mi me daba mucho gusto. Nos seguíamos

con el vino y el ponche hasta que el gallo nos hacía dar cuenta que

teníamos que ir a dormir.

EO

Leave a comment