De mañana será a las seis de la mañana, al romper del día.
Me despertaré en mi buhardilla junto a mi perro y mi gato.
Con la ventana de par en par. Los primeros rayos de luz
tocando mis mejillas y Rosa a mi lado cual diosa dispuesta
al primer sacrificio de besos y abrazos. En la tenue luz de la
madrugada encenderé el cirio por breves minutos hasta que
el sol se lo coma de un lengüetazo. Mientras Rosa y yo comulgamos,
fundidos con nuestros labios. El dulce amanecer de otro día.
Y nos asombraremos de nuevo ante tanta maravilla. Que
agradecidamente le daremos al Dios Sol. Ah…en vía de mientras
hemos de gozar cada segundo hasta ese preciso momento.
Ah, dulce santa misa mía, las estrellas bendigan tu tierna armonía.
Dame la hostia de la vida. No la del cuerpo extraño de alguien quien
en mi vida he conocido todavía.
EO