Jesus, por qué no entiendo?

A ti, según cuentan, te despacharon como a una

mariposa. Con tres largas alcayatas oxidadas. Sobre una

sucia y sangrienta cruz que apenas podías arrastrar. Luego

de haberte caído 40 veces y haber sido azotado sin misericordia

por unos crueles y vulgares policías Romanos. Abriéndote unas

heridas en la espalda a las cuales arrojaron sal. Al mismo tiempo

que se burlaban y te escupían. El espectáculo fue más allá de horrible.

Al punto que el mismo sol se ocultó mientras caía

una oscuridad espesa, acompañada de un viento helado como la misma

muerte, sobre ese montículo y los congregados. Y todo sudoroso y en

una execrable agonía, te clavaron mientras reían. Esos sucios policías.

Al levantar esa cruz…la tierra dejó oír un terremoto mostrando su

más profunda pena. Y se escuchó el siseo de una gigantesca serpiente

por todo lo ancho y largo de ese lugar. Invisible, y que sin embargo hizo

sentir sus escamas sobre la piel de cada uno de los presentes. Sin

cortarles la piel, pero si haberles hecho sentir la más grande de las

humillaciones. Y todos sabemos el resto.

Ahora, cual es el propósito de mantener esa imagen tuya en yeso.

Con esos efectos de ríos de sangre por tu cuerpo semi desnudo?

Goteando sobre esos que acuden ante ti en ese estado…a pedirte

algo…

No entiendo. Deberíamos retirarte de esa pared para siempre.

Colocarte sobre una pira de maderos de pino…en el cerro más alto…

y dejar a nuestra Madre Naturaleza cubrirte suave y dulcemente

con sus hojas y sus rosas.

Es lo que deberíamos hacer.

EO

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