Sentarse por dos segundos en mi cama.
No es como la pintan. Es informe. Es un arco iris de metro y medio.
El ancho de aquella cama. Trae un aroma de Flor de Noche.
Penetrante. Muy fuerte. Sentí cosquillas en los pulmones.
El roce de sus dedos era extrañamente tibio y helado.
Y por un breve momento…me dejó anonadado.
Mas me repuse, una vez que pasó de largo. Imaginé tenía mucho
trabajo. El momento de ir al quirófano había llegado.
Y ya no hubo tiempo para despedidas. La camilla fue llevada
hasta el sitio de la verdad. Afortunadamente salí bien de esa.
Una vez de regreso a mi cama, una luz más blancuzca que la
local del techo, se había fijado en el mismo por breves cinco
segundos, que sentí de buen augurio.
Y aquí te estoy contando, aquello que me sucedió.
EO